Explorar y entender la distinción entre la ansiedad generalizada y la ansiedad puntual es esencial para comprender las complejidades de la salud mental. Mientras que la ansiedad generalizada se caracteriza por una preocupación persistente y excesiva que se extiende a lo largo del tiempo, la ansiedad puntual se manifiesta en respuesta a eventos o situaciones específicas, como antes de una entrevista o un examen.
La ansiedad generalizada implica una carga constante de inquietud y preocupación, a menudo sin una causa evidente o directa, mientras que la ansiedad puntual se limita a circunstancias particulares.
Este reconocimiento es crucial tanto para aquellos que experimentan estas formas de ansiedad como para los profesionales de la salud mental que brindan apoyo psicológico.
La ansiedad es una condición de salud mental común en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que alrededor de 264 millones de personas en el mundo sufren de trastornos de ansiedad. Esto incluye una variedad de formas de ansiedad, como trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico, fobias y otros trastornos relacionados.
¿Por qué estamos inmersos en una era de ansiedad que incluso sorprende a los psicólogos?
Quizás se deba a ritmos de vida que no armonizan con nuestra naturaleza, a expectativas elevadas y a la falta de una cultura que fomente la aceptación y la salud mental real. Aunque reconocemos avances en la visibilización y la importancia de la salud mental, aún hay terreno por recorrer. Además, factores individuales como la genética, crianza, eventos traumáticos y patrones cognitivos aprendidos en la infancia desempeñan su papel. Si tus padres solían hablar desde lo catastrófico del pensamiento con «¿y si todo sale mal?», es posible que tu mente haya absorbido ese enfoque.
Nuestro cerebro, en su esfuerzo por protegernos y sobrevivir, entra en acción activando protocolos de estrés, miedo o ansiedad frente a amenazas reales o percibidas.
Como psicóloga clínica, observo que la ansiedad tiene la capacidad única de proporcionar una sensación falsa de control, e incluso para algunos, se convierte en el único impulso motivador.
Aquellas personas que alimentan pensamientos catastróficos, anticipando lo peor con un «todo saldrá mal», a veces utilizan la ansiedad como un impulso para la acción. Esto les brinda la ilusión de prever y controlar cada situación.
El psicólogo Daniel Goleman, en su libro “espíritu creativo”, llega a calificar a la ansiedad como «la madre de la creatividad» por su habilidad para sacarnos de la zona de confort mediante amenazas y miedos.
Pero aquí entra el «pero»
Al acostumbrar nuestro cerebro a estas conexiones sinápticas, creamos el conocido por psicólogos y neurólogos como el «circuito de la ansiedad». Este circuito, que involucra áreas cerebrales como la amígdala, la corteza prefrontal y el hipotálamo, puede tener consecuencias desafiantes. La ansiedad, desde un punto de vista neurológico, psicológico y fisiológico, nos enseña que el mundo es un lugar amenazante.
Pero con el tiempo, esta ansiedad puede transformarse en parálisis. El exceso de pensamiento y el ruido mental desconectan funciones mentales cruciales, como la atención, la concentración, la memoria y la toma de decisiones. Además, afecta la capacidad general de aprendizaje, la regulación emocional y, por supuesto, la calidad del sueño.
Un aumento constante en la ansiedad puede desencadenar ataques de pánico, una intensa serie de síntomas que pueden ocurrir en cualquier momento del día. Estos episodios representan la cúspide de la ansiedad sostenida, dificultando o incluso imposibilitando las actividades diarias de la persona.
Si solo fuera tan simple calmar nuestra mente con una simple decisión. Aunque no es tan sencillo, existen tratamientos psicológicos con resultados positivos respaldados por evidencia.
Criterios diagnósticos:
Según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) los síntomas o criterios para el trastorno para la ansiedad generalizada son:
- Ansiedad y preocupación excesiva: Este estado de preocupación constante sobre eventos o actividades críticas, como el desempeño laboral o académico, se prolonga por al menos 6 meses.
- Dificultad para controlar la preocupación: La lucha para dominar la preocupación se vuelve desafiante.
- Síntomas asociados: Inquietud, fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular e insomnio se entrelazan con la ansiedad y la preocupación.
- Malestar clínicamente significativo: La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan un malestar significativo o afectan negativamente lo social, laboral u otras áreas vitales de la vida.
- Diferenciación de otros trastornos mentales: Es crucial discernir la ansiedad generalizada de otros trastornos mentales. La búsqueda de ayuda profesional y la confirmación del diagnóstico son pasos esenciales.
Si te ves reflejado en estos síntomas, antes de autodiagnósticos, te sugiero realizar el test de ansiedad de forma gratuita y complementarlo con una entrevista clínica en una sesión psicológica que puedes agendar conmigo hoy mismo